AL FIN, EL MAR

Cuando estoy en la playa la vida me sonrie y esa sonrisa tiene un nombre y un apellido: Hawaian Tropic, el encargado de protegerme del sol.
solo un poco o lo estrictamente necesario como para permitirme ofrendarme a el semi desnuda, tendida boca abajo con alguna novela oficiando de leit motiv para tan calido romance; porque yo del sol estoy enamorada, al natu.

asi es que volvi al mar porque me siento muy bien ahi. como si el agua, la musica y la arena lograran en mi lo imposible, ese algo parecido a la tranquilidad, la vacacion de la ansiedad.

ademas en la ciudad ya no tengo nada que hacer y en pleno concierto de rock frances de repente sufro, asqueada de mi nuevo pretendiente que se parece a Blondie y de mi insoportable vanidad que rebasa hasta el moño azul que esa noche me plante en lo mas alto de la cabeza.
necesito un respiro, definitivamente.

y es que sigo desorientada paseando mi perra en el ocio maldito de una vida sin chico del piano, que por otro lado se me descubre tan liviana y airosa... como si se me hubiese olvidado ese detalle del aire, precisamente.
porque he vuelto cual mercenaria de la asfixia y estoy encantada con mi nueva libertad... pero de todas formas me aburro.

me llevo bien con el mar, decia, asique ni bien lo vi de madrugada, despues de tantas horas de viaje, corri atolondrada hacia a el. tenia puesto un vestidito de flores chiquititas que podria haber dejado en la orilla, pero no aguante la inercia y me fui de cabeza al agua.
sali con frio y un poco atontada aunque con el chapuzon buscaba lo contrario, algo asi como despertar por fin del estado de duermevela angustiado que se ha instalado en mi desde que extraño a mares al chico del piano.
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aun no encontre el lugar en donde mas me gusta despertar, pero despertar en la playa siempre me es un poco incomodo, antes de advertir la bocanada de aire limpio y la consecuente alegria de tener el mar en frente, contabilizo la arena en la sabana, las picaduras de mosquito y el sol violentando cualquier atisbo de cortina.
cuestion que de ahi en mas, todos los dias en la playa son una sucesion imparable de un tipo de placer que puede con toda yo.

despues vienen los chongos, la perfo de la seduccion tibia cuando todo arde...

se llaman andres y diego, me pasan a buscar por casa y saludan a blondie con sincera simpatia. es nuevo para mi, siempre con mis altos standares de exigencia al momento de tolerar a los de mi genero, esto de que las personas me caigan muy bien con el solo hecho de mostrarse amables no conmigo, sino con mi perra.
asique me subo al auto donde, tan gentiles, los prospectos de principe aceptaron transportar tambien a mi cachorro de 25 kilos... y partimos.

ellos me dicen que tienen 21 años, pero apenas cumplieron 19. son guapos aun sin barba y me gustan mucho porque me mintieron un poco, porque se rien y sobre todo porque les sobran esas ganas locas, incareteables, que a mi me encantan. son las mismas que tiene mi perra a campo abierto, o las que tenia yo cuando me iba haciendo autostop hasta punta del este.

quiero contagiarmelas como una sanguiguela frustrada por el paso del tiempo, quiero darles besos que nunca les dieron, que me abrazen, quiero hacerles bien.
el bien por tres es siempre mejor que el bien por dos, no?

asi fue que por pura buena onda nomas, decido que ya es hora que abandonen su bestial perfo de competir por llamar mi atencion, antes que todo me interpela la hermosa amistad entre ellos, que crecieron juntos y se conocen mucho.
asique esa misma noche, la del vestido de flores chiquitas y mojadas, ya estabamos inagurando unos besos tripartitos, adolescentes y suaves entre porros asperos.

durante dias reprimo mis comentarios del tipo "en mi generacion", cuando los dos insolentes comparan los smashing pumpkins o the pixies con banditas nuevas que apestan a pro-tools, combino mis bikinis con los lentes de sol y me pongo, incluso, una caricia de rimmel waterproof en las pestañas.
pero enseguida la perfo cae por un borde, otra vez mi aburrimiento corrosivo.
fria e indiferente tengo a mis dos amantes poniendome crema como esclavos, cargando mi mochila, alcanzandome clamato frio y cuidando de mi perra.

ahora quiero estar sola.

tengo tanta suerte que ellos parecen entenderlo por mas que deslizen, como en chiste, que Blondie por puro amorosa desmitifica aquello de que los perros se parecen a su dueño.

y ahi me le dejo entonces, toda la piel y toda yo, al mar, el cielo y el calor.
no pasa nada mas que las olas y las paginas de mi novela que se auto consume.

ya al final del viaje, cuando Blondie barrena las olas como si existieran los perros-delfines, cuando ya los chongos se rien de la aventura pasada, cuando el moño de la bikini se instala inpertinente y perenne en el medio de mi espalda bronceada, cuando, en efecto, finalize a jaime bayly y puedo caminar descalza sobre la arena caliente, ahi me pregunto sola, olvidadas las mil perfos y su inherente braniz de aburrimiento ansioso, si es posible quererlo a federico tanto.

tanto asi como para no haberle dicho nunca: te quiero del tamaño del mar.

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