CONFORT Y MUSICA PARA VOLAR

Hace un par de meses que me deslizo en tacos altos sobre superficies de placer.
frugal y encantada, cual miss universo coronada de hastió, saludo desde mi zona de confort a los fantasmas que deambulan por las ruinas del pensamiento.

mis días y noches son idénticos sketches con pretensiones a lo sofia coppola y final feliz, como si eso fuera poco, el personaje secundario es interpretado por un golden retriver que dota al asunto de esa suave candidez dorada que todo lo ilumina... asique ya no mas oscuridad y aquellos discos perdieron sentido para mi, envuelta en besos, rodeada de todo lo lindo, lo caro y lo deseado.

tengo los jeans rosas untados al culo, estreno botas y paseo mi relajada impunidad al sol del mediodía.
todo a mi alrededor es amor y estoy ineditamente enamorada: federico es hermoso con esa hermosura alevosa que te exige estar a la altura, pero a mi ese detalle me es indiferente porque puedo darme el lujo de exigirle que me ame porque si.

esa chica que debería ser feliz por descarte... soy yo, que solo puedo ser feliz de a ratos.
pero de eso se trata la felicidad en todo caso, de la fugacidad refulgente de algo inaccesible que de repente rozamos al natu. como tocar un colibrí.

puede mi refritado "porque si" haberse vuelto un boomerang nefasto?... el punto de la cuestión es que carezco de motivos.

entonces las superficies de placer por las que me revuelco en la lujuria del aburrimiento se convierten en las paredes de una celda confortable que me aterroriza.
y por ahí es que deambulo, inquieta en la pasividad, con mi perra a un costado y mi novio al otro.
la ciudad es linda también en invierno, no llevo cartera y no busco motivos... excepto cuando estoy sola, tengo frío y muero de angustia tan de repente.

nada me es entrañable realmente, me siento vacía y la culpa de la ingratitud ante mi buena fortuna me seca por dentro.
no tengo especiales ganas ni deseo locamente.
nada me hace falta y no anhelo el pasado ni el futuro.

a esta altura de mi nihilismo, la posibilidad de un mea culpa seria impensable, un cliche demode; estoy donde ni siquiera soñé estar y me gusta... pero no me gusto yo.
porque no hago nada que me desafié realmente, porque no escribo, porque no dibujo, porque no sueño, porque nada me da ganas de alcanzarlo por puro inalcanzable.

mi vida esta repleta de cosas maravillosas y podría convencerme hasta de un recubrimiento fantástico inherente a mi ser...
pero no.
no puedo dejar de advertir la fisura de mi incredulidad, la brecha enorme entre lo que hago y lo que soy capaz de hacer, la falta de objetivos, mi poca vocación para solo ser y estar, el vértigo ante la fallibilidad de la fantasía.

las madrugadas del principio del año me encontraron sola en bicicleta por la oscuridad de mi lindo barrio con mi abrigo de diseñador, aun mas lindo.
no iba, no volvía, tampoco escapaba de nadie.
asique pedaleaba nomas, otra vez en ninguna parte deleitada con la sensacion de haber estado ahí tantas veces.

compre vestidos y lencería nueva, mi perra ya hace casi todas las gracias, la casa esta esplendida.

*respecto al titulo de arriba, estoy en condiciones de afirmar que el confort no es plataforma de despegue sino todo lo contrario. para volar entonces... música, tal vez

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